¿Por qué no recordamos los sueños?

La mayoría de las veces no recordamos lo que soñamos. Hay quien dice que los sueños no son más que imágenes que se forman en nuestro cerebro durante la noche para poder resolver conflictos internos a los que no hemos tenido valor de enfrentarnos conscientemente durante el día. Según parece, al dormirnos bajamos la guardia permitiendo que el subconsciente nos proporcione las ansiadas respuestas que andábamos buscando, más allá del alcance de toda lógica.

Otros, en cambio, aseguran que no solemos recordar lo que soñamos porque la memoria está tan ocupada construyendo un sueño que, al final, se olvida de almacenarlo.

Sea como fuera, lo cierto es que una persona antes de entrar en las fases del sueño más profundas, las conocidas como sueños de ondas lentas, suele presentar cuatro o cinco períodos de sueños cortes (muy cortos al principio de la noche y más largos hacia el final), conocidos como sueños REM.

La duración de uno de estos sueños oscila entre 90 y 120 minutos en los adultos (y alrededor de 8 horas en los niños). Numerosos estudios han demostrado que es muy habitual despertarse unos pocos segundos antes de que se terminen unos de estos sueños, que es cuando se presentan la mayoría de las ensoñaciones (sueños oníricos).

 Si nos acercásemos a estas personas en ese preciso instante podríamos observar como durante esta fase sus ojos se mueven con rapidez, ya que la actividad de las neuronas del cerebro es parecida a cuando la persona está despierta. En ese preciso momento, si les preguntásemos, probablemente recordarían lo que acaban de soñar. Pero, si les dejásemos volverse a dormir hasta la mañana siguiente, ya no se acordarían de nada (salvo que se lo propusiesen) porque los sueños no quedan archivados en la memoria.

porque no recordamos los sueños

Durante el sueño de ondas lentas nuestro consciente desaparece para dejar paso a nuestro subconsciente. Durante esa fase no existe el tiempo, ni el espacio ni la lógica. Podemos soñar que vivimos en otra época, que estamos en otro país y que, por ejemplo, somos otra persona. Para saber por qué soñamos, habría que profundizar en el conocimiento sobre la relación entre el consciente y el subconsciente.

Existen algunas terapias a través de las cuales los psicólogos recomiendan a sus clientes dejar en su mesilla de noche lápiz y papel para apuntar, nada más despertarse lo que acaban de soñar y, así, poder ayudarles analizando lo soñado. Con eso y todo, sólo recordarán lo soñado de forma parcial.

Es importante ser conscientes de que las percepciones que tenemos durante un sueño son distintas a las del mundo real. Algunas llegan a adquirir una carga emocional tan importante que son capaces de despertarnos sobresaltados (pesadillas), aunque si nos volvemos a dormir, probablemente a la mañana siguiente no las recordemos.

Si nos volvemos a dormir enseguida, es posible que a la mañana siguiente no recordemos una pesadilla

Eduardo Punset asegura que:

“Durante los sueños el cerebro utiliza una buena parte de la energía consumida para reordenar y clasificar las memorias y recuerdos acumulados durante el día. Cuando dormimos, el cerebro amaina un poco su actividad pero muy poco: sigue consumiendo un 80% de su energía disponible”.

De lo que no cabe la menor duda es de que durante la vigilia en las personas predomina la energía magnética positiva estimulante y excitante y, durante el sueño, la energía negativa capaz de eliminar mediante los sueños el estrés y la ansiedad.

Las ensoñaciones se presentan al principio y al final de la noche

Por: Almudena Pérez -Minguez

Imagen: © vladgrin – Fotolia.com

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